¿Por qué Rosa de Bayahibe?

La Rosa de Bayahibe o Pereskia Quisqueyana es la flor nacional de la República Dominicana. Es un cactus endémico que produce unas bellísimas rosas de hasta 10 cm de diámetro y un intenso color rosa. Es una especie dioica con plantas macho y hembras que fue por primera vez descrita en 1977 por un botanista francés, Henri Alain Liogier, aunque era bien conocida en la comunidad que le dio su nombre, Bayahibe, en el sureste de la isla.
Hoy en día está en grave peligro de extinción debido, en primer lugar, a años de existencia sin ser conocida por la ciencia ni protegida por las autoridades de usos desconsiderados y de la tala indiscriminada; y, en segundo lugar, ya que son precisamente las plantas hembras las más escasas hoy, lo cual dificulta su reproducción.
De la misma manera los registros de la memoria colectiva de la mujer dominicana en general, y en particular de la mujer negra, se han mantenido excluidos de la historiografía y tras bastidores, cuando han sido el elemento estructurante y vinculante en las comunidades y la sociedad dominicana en general a lo largo de los años.
La mujer dominicana y la Rosa de Bayahibe son bellas, tenaces, únicas, han existido, se han adaptado y sobrevivido en un contexto que les es natural pero que ha sido o se ha vuelto cruel y agresivo hacia ellas; todavía poco conocidas y aun poco protegidas, aunque se realicen ya tímidos esfuerzos en ese sentido frente a la amplitud de la problemática. Sin equilibrio existencial en la variedad de esta planta, la especie corre el riesgo de desaparecer. Sin dar lugar al discurso y a la experiencia histórica y de arraigo de la mujer, la sociedad podría ver la recrudescencia de los fenómenos de violencia de género, real o simbólica, causar aun más víctimas entre las mujeres y hombres sometidos al mandato de los esquemas que generan esa violencia. Creemos que es hora de actuar, de colaborar y de poner en marcha planes y estrategias para preservar la riqueza y el legado que estos dos elementos vinculantes nos proveen generosamente, a todos como una gran comunidad.